domingo, 2 de septiembre de 2018

BORRÓN Y CUENTA NUEVA (Relato)


        El alcalde saliente se acomodó en su sillón mientras contemplaba los reconocimientos en forma de placas y pergaminos encuadrados que por su “gran gestión” le había hecho la comunidad. Miró el fino escritorio de caoba centenaria, con un brillo de joya pulida que no tenía nada que envidiarle a la Estrella del África. Miró a su entorno y sintió tristeza. Después de cuatro años se había acostumbrado al cargo y al sentir que volvería a ser un ciudadano más lo llenaba de una nostalgia anticipada que no esperaba sentir. Recorrió con su mente toda su gestión hasta ese mismo momento. Recordó las metidas de pata de sus días de novato y los actos relevantes, sin dejar de lado las proezas de su administración. Fue en ese momento que comenzó a temblar de pies a cabeza. En su afán por compensar los gastos de campaña tuvo que incurrir en acciones dolosas que supo maquillar a la perfección, con lo que  mantuvo los organismos de fiscalización y la opinión pública alejada de la verdad. Ahora estaba en peligro. No tendría el control de nada. Estaría a merced del nuevo alcalde.
-          Tesorero, venga a mi oficina un momento-  Llamó.
    En poco tiempo entró el tesorero a su oficina. – Dígame una cosa, ¿qué tengo que hacer para que la nueva administración no comience a indagar acerca de los presupuestos de  las obras?, porque si no hago algo caigo preso.- Inquirió.
     El Tesorero se cotejó antes de contestar. –Mire señor Alcalde, usted tiene todo bajo control, sólo tiene que hablar con el alcalde entrante, que de seguro llegaran a un acuerdo amigable, y no habrá problemas. Si usted quiere yo mismo me encargo de preparar ese encuentro en un restaurante o un hotel de la ciudad.- dijo.
-          Bueno, si no hay de otra, comience a hacer los contactos, yo me retiro. Acotó el alcalde.
      Esa noche, el ganador de las elecciones municipales compareció a un programa de televisión, y entre las cosas que dijo, estaba la de que inmediatamente asumiera sus funciones como alcalde, realizaría una auditoria que abarcaría a todos los presupuestos de obras municipales, y obras contratadas. 
    Al oír aquello, el alcalde saliente sintió  cómo un hilillo de orines le mojaba los calzoncillos, y de resorte tomó el celular.
- Tesorero, ¿como va el asunto del encuentro con el alcalde electo?- Preguntó.
– Me ha resultado difícil, pero ya he tratado con el que me va a sustituir a mí que es el Licenciado Fortuna, y esta de acuerdo que se lleve a cabo. Mañana me dará la respuesta, yo le aviso, señor alcalde.- Terminó.
     El Alcalde se preparó un trago de whisky con hielo, mientras miraba de lado a las dos jovencitas que le acompañarían esa noche. Pensó en el peligro que podía  correr su estabilidad después de dejar el cargo, por lo que mandó llevar a las muchachas  a sus respectivas casas, no sin antes darle algún dinero. – Hoy esto no se levanta ni con oraciones,- pensó.
     Después de aquella noche, el alcalde electo no dejó de ser entrevistado por todos los medios locales, y las redes sociales. En todas las entrevistas decía que llevaría a los tribunales a todos los culpables de cometer actos reñidos con las leyes; por esa razón la gente del pueblo comentaba en las esquinas y las plazas públicas sobre el fin que tendría el alcalde saliente, a quien todos auguraban con un mínimo de diez años en la cárcel.   
      Faltando apenas tres días para la asumir el cargo, el alcalde electo accedió a una reunión clandestina con el alcalde saliente. La reunión se produjo esa misma noche, en un restaurante de la ciudad capital, en la que cenaron y tomaron vino.
     El día de la toma de posesión, el nuevo alcalde pronunció un elocuente discurso, entusiasta y conciliador, que dejó a todos boquiabiertos.
 – A partir de ahora, esta alcaldía trabajará para todo el pueblo, y en beneficio de su gente. No perseguiré a la administración saliente, por la razón de que me han allanado el camino para un desempeño eficiente de los recursos de este ayuntamiento, por lo que a partir de ahora estaremos  dándole continuidad a los proyectos que se están ejecutando en este momento;  y en lo que concierne al tema fiscal, nuestra política será:   borrón y cuenta nueva.- Concluyó.
      Cuentan que de vez en cuando, los dos ediles se juntan en un restaurante de la ciudad, y que  de la mesa que ocupan suelen  escucharse sonoras carcajadas, entre copas y mujeres tiernas, brindando siempre,  en el nombre del pueblo.





FIN


Pablo Martínez
Dominicano
      

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