viernes, 31 de agosto de 2018
EL ESTABA AHI (RECUENTO)
miércoles, 29 de agosto de 2018
FLORES ( Cuento)
CORINA (Relato)
Se hizo costumbre tomarle algunas fotos, para mostrar su porte de perrita altiva y comparona; con su carita seria de religiosa de convento; parecía más una monjita austera y recatada.
Pero así como existe el bien y el mal, lo negativo y lo positivo; Corina también tenía su contraparte, que luego se convertiría en su archirival: El gato Bengala del vecino.
Desde que lo conoció incursionando en el patio no paraba de ladrar, y de corretear detrás de él. Un día estábamos reunidos frente a la casa comentando algo. Corina también estaba. No lo vimos, pero Corina si. El gato caminaba sigiloso al otro lado de la calle. Al verlo, Corina se lanza detrás de él, y la llamo- CORINAAA- Craso error. Un carro viene en el preciso momento en que ella se devuelve. Solo escuche un leve chillido. La encontré tirada, con el hociquito aplastado, y sin vida. La levanté por las patitas traseras para ver si aun vivía, pero nada. La entre en una funda plástica, fui al bosque y la enterré.
No sé por qué he sentido que algún día volveremos a encontrarnos, y sabré, aunque ya no tenga su cuadrúpeda figura, que es ella: el alma grande de Corina.
martes, 28 de agosto de 2018
EL VIEJO PIROTÉCNICO (Cuento)
LA CIUDAD ( Relato)
lunes, 27 de agosto de 2018
EL DIARIO (Relato)
EL PADRINO ( cuento
-Como tu vas a decir eso de tu mamá que es una santa, y de mi compadre que es un hombre de respeto, muchacho del demonio- Le decía, mientras lo azotaba con violencia.
viernes, 24 de agosto de 2018
EL RELOJ DE LA MUERTE (Cuento)
©Pablo Martínez
Dominicano
UN TROZO DE VELA ROJA (Cuento)
jueves, 23 de agosto de 2018
UN PÁJARO ALADO (Cuento)
HERMAFRODITA
Enrique nació con
alas; su madre decía que era un
prodigio, y que el ángel Gabriel había encarnado en él, por lo que
desde su nacimiento, lo llenaron de mimos y de todas las atenciones que se le
puede brindar a un príncipe. Todos sabían que era diferente, y así fue
creciendo; diferente a los demás niños de toda la comarca. Desde los omóplatos,
se notaba la protuberancia de las alas, y después de cumplir los veinte años,
algunos vecinos lo vieron ensayar el vuelo desde la azotea, y a partir de ese
día, se hizo algo normal ver a la gente dotado de binoculares mirando al cielo
por encima de su casa.
No había ser más delicado que aquel adonis
de la naturaleza; su semblante era el de un iluminado, a quien se le podía
notar el limbo de los santos católicos rodeándole la cabeza. Su piel no tenía
igual entre todas las pieles; su tersura competía con el terciopelo de los
almohadones dorados de los reyes españoles, y de sus ojos salían rayos de luz
que llenaban de amorosa pasión a todos cuanto se hallaban bajo su influjo. Sus
labios, rojos como la sangre, exaltaba la apariencia de su figura casi
femenina, semejante a los cisnes danzando en el lago, con la sinfonía de
Chaicouski. Si aquello no era un ángel, que más podía ser.
Una tarde se hizo casi noche,
y el querubín no descendía de sus rutinarias prácticas de vuelo. Desde lo alto,
se escuchaba el aleteo rompiendo los aires, y todos pudieron ver cuando un
gavilán se abalanzo sobre él, produciéndose un alocado vuelo, en una
extraña lucha de supremacía celestial. Por fin, el gavilán lo
atrapo, y sobre una nube centelleante, de luces multicolores, le hizo el
amor, una y otra vez, como una bestia alada insatisfecha, y llena de
sádicos deseos.
Desde ese día algo
cambio. Se le veía cada tarde emprender el vuelo, al encuentro del emplumado y
fornido gavilán, y repetir aquellas escenas de frenética pasión; bajaban en
picada, subían despavoridos, se entrelazaban uno contra el otro, y terminaban
haciendo el amor sobre el lecho de las nubes blanquecinas.
Fue entonces
cuando comenzaron a darse cuenta que aquel ser hermoso, casi divino,
nunca fue un ángel, y sus alas no eran las alas de un ángel, sino,
la de un misterioso hombre pájaro, con sexo de mujer.
miércoles, 22 de agosto de 2018
UN BLOQUE DE HIELO (Cuento)
En la habitación no había absolutamente nada, estaba totalmente vacía, por lo que de inmediato la policía comenzó a investigar si aquello se trataba de un homicidio, donde posiblemente había participado más de una persona. –Si, porque, cómo se ahorcó- se preguntaban todos al ver que lo único inusual, era el charco de agua bajo el cadáver aun sin descomponer del panadero del pueblo, aunque había llovido toda la noche -Cuando me mate no van a saber como fue - Solía decir siempre, mientras preparaba la masa de pan.
El pueblo lo conocía bien y sabía que tenía tantas deudas, y tantas ausencias que habían convertido a Manuel, el panadero del pueblo, en la persona más solitaria y triste del mundo, por lo que a nadie le extrañó, cuando dijeron que se había ahorcado en la sala de su casa.
Apresaron a los empleados para investigarlos, porque el muerto le debía tres semanas de salario; luego, se llevaron a su compadre Juan, a quien el muerto le debía el alquiler de la casa; también se llevaron a Silvio, dueño del colmado, quien le había parado el crédito al muerto, porque no tenia para pagar. Mas tarde le toco a Román, dueño de la mueblería, y quien le había embargado al muerto todos sus ajuares; mas tarde, al dueño de la gallera, donde se le había visto por última vez, en la mañana del día anterior, y donde el muerto había perdido el dinero de pagarle a los empleados, pagar la casa, el colmado, y la cama donde dormía, que fue lo único que le dejaron. No hallaron evidencias de culpabilidad por lo que tuvieron que soltarlos.
El teniente Rafael, de homicidios, no encontraba respuestas ante aquel evidente crimen, pues no podía ser otra cosa que un asesinato.- Porque si fue un suicidio, donde se subió el mal nacido, si no hay ni una silla, nada; a menos que fuera el hombre araña, y se fuera trepando por la pared a amarrar la soga. ¿Como se subió, díganme ustedes? Porque no ha dejado huellas—Le preguntaba a los demás compañeros.
La gente del pueblo se hizo cargo del cadáver como si fuera de su propiedad, por lo que después que lo bajaron, lo pusieron en su cama, y procedieron a sacar toda el agua que había en la sala, y disponerse a preparar el velatorio ahí mismo, en la casa.
La mujer del compadre Juan, fue quien se dio cuenta, cuando se le llenaron las chancletas de agua, y la encontró extraña.-¿Tu has visto agua mas fría que esta, Ramona? Si parece que es de una nevera que la estamos sacando.-.
-Debe ser que no le da sol a la casa, pero esta muy fría, si - contesto la compañera, mientras barrían hacia fuera el agua helada.
En ese momento fue que llego a la casa el teniente Rafael.- Díganme ustedes, ¿no encontraron nada raro en la casa? Porque si este muerto no era el hombre araña, por lo menos tenia que ser el hombre elástico, para amarrar la soga en el bajante del techo, levantar el cuerpo entero, ponérsela en el cuello, y luego, dejarse caer de manera aparatosa para ahorcarse.- dijo, mientras caminaba empinado para no ensuciar el piso aun mojado.
- Aquí no hay nada raro- dijo la mujer del compadre Juan- pero usted no se ha dado cuenta lo frío que está esta casa, el piso y el ambiente; el agua parece de nevera, y no importa que haya llovido, en este sitio nunca hace frío.-
El teniente palpo con sus manos el piso, y respiro profundo el aire húmedo y frío, y se dio cuenta que era verdad, pero al no hallarle explicación, solo atino a decir: - Usted tiene razón, doña, por eso el cadáver se mantuvo tan bien conservado de un día para otro- Se limpio las manos en los pantalones, se las olió, y se las volvió a limpiar mientras salía.
A Manuel el panadero, lo enterrarían al otro día temprano en la mañana. Los veladores amanecieron tomando tragos y jugando domino, agradeciéndole al alcalde del pueblo el ataúd de madera que había enviado, y la corona de flores, con el lema: Nunca te Olvidaremos. Esa larga noche se juntaron todos a los que Manuel, en vida les debía algo, y, como no se le conocía descendencia, se pusieron de acuerdo para vender y repartirse lo único que había quedado: la panadería.
La procesión llegó al cementerio, y se detuvo frente al nicho, para enterrar el cadáver. Algunas mujeres dejaron escapar un gemido de fingido dolor cuando comenzaron a moverlo, al escuchar la voz de zacateca que dijo: - entiérrenlo, que casi hiede.-
Desde la multitud salió un joven presuroso. -Por lo menos, déjenme decir algo por el alma de este buen hombre; en mi vida no había conocido una persona mas desprendida y bondadosa que este hombre noble al que van a enterrar- dijo, mientras todos se miraban preguntándose quien era el mozo. Continuo: Yo soy el joven que le llevaba hielo todos los días, porque no tenía nevera, y nos quedábamos hablando bajo la mata de mango, frente a su casa. Nadie sabia de mi vida mas que el; le dije que soy huérfano de padre y madre, y que para mi la vida ha sido pasar calamidad. El sábado, en la tarde, como de costumbre fui a llevarle su pedazo de hielo, pero ahora quería que le hiciera un favor, esta vez quería un bloque de hielo grande, de la altura de una silla. Me fui a buscárselo, se lo lleve, y me dio este sobre que aquí tengo, diciéndome que no lo abriera hasta el domingo-. Los presentes quedaron mudos. Todos los acreedores de Manuel el panadero, se acercaron al joven.- Dinos una cosa, ¿y que es lo que tiene el sobre?- Pregunto uno medio asustado. – Los papeles de la panadería; me la vendió, por los doscientos pesos que costo el hielo- Inmediatamente se armo un alboroto. Los acreedores se halaban los cabellos, incrédulos, y lanzaban improperios al difunto por aquella burla después de muerto.
El teniente Rafael, quien estuvo al tanto de todo lo que estaba aconteciendo, buscando un indicio, una huella que lo llevara a descubrir lo que suponía había sido un crimen, se acercó a la mujer del compadre y a doña Ramona, y pregunto- ¿que tan fría estaba el agua?- y ellas contestaron a coro –como de nevera- y abrieron los ojos.