jueves, 13 de septiembre de 2007

LA CONFUSIÓN (Relato)

(Cuento)

A mi no me gustaban los hombres. Si de algo yo era enfermo era con las mujeres. Pero cómo iba a saberlo. Cuando entré a la discoteca y vi a ese mujeròn sentada en el mostrador, no tuve más remedio que írmele a la muela (1). Qué boca tenia la maldita, unos labios carnosos como a mi me gustaban y un cuerpazo de matamacho que había que ver; es que estaba para comérsela. Yo no me di cuenta de nada. Cuando me la llevé me la fui tragando por todo el camino hasta la habitación. Yo sé que la bebida hizo una parte, pero ella hizo el resto. Cuando me le tiré arriba en la cama y le sentí el bulto, fue que caí en la cuenta; una mujer no podía tener eso tan grande. Sólo le metí tres puñaladas y me fui del sitio. Es que a mi no me gustaban los hombres.

Al otro día me agarraron preso porque el tipo murió. De veinte años que me echaron lo bajaron a diez. ¿Qué como llegué a esto? No lo sé, pero fue despacito. Después de siete años en la càrcel uno se degenera y la costumbre hace ley. El primero fue Manuel, ese ya está enterrado; al segundo lo soltaron y está interno; y a este que tengo ahora ya le falta poco para morirse. A mi no sé cuando me tocará; dicen que soy cero positivo. Estoy terriblemente arrepentido de aquel hecho. Más ahora con este sentimiento, que no puedo arrancarme. Si usted lo hubiera visto me entendiera. Yo lo maté, nunca me lo voy a perdonar; me llevo mi culpa conmigo a la tumba. Perdóneme padre, pero si usted hubiera visto lo bueno que estaba ese hombre.

El confesionario quedó solo. El sacerdote alcanzó a ver la figura de una extraña mujer saliendo de la capilla, un policía la esperaba en la puerta.


©Pablo Martínez

(1)Enamorarla

2 comentarios:

Martha Morgado dijo...

A veces las cosas cambian, de tal manera que nos volvemos lo que no quereamos ser, y hasta lo que odiamos.

Atte. Martha...

Libélula azul dijo...

Un relato exacto y de contenido amplio y difícil, me dejó pensando en esa realidad.

Saludos cordiales.