jueves, 1 de noviembre de 2007

RECORDANDO A ISABEL



Ya me había olvidado de Isabel, cuando sentí su aliento a través de su “Memoria de elefante”. Tan tierna que parece un peluchito suave y juguetón entre las manos del espacio que frecuenta. Me sorprende su forma de sentirlo todo a la manera de mis antiguas edades cuando visité a Berlín, en uno de esos arrebatados viajes entre las páginas de “La noche quedó Atrás” de Jim Vartín; época en que la era moría de parto pariendo un corazón ( a la manera de Isabel), para este momento que le ha tocado vivir a la humanidad.
Cuando la leo, no sé por qué me voy tan lejos. Me parece revivir el holocausto hebreo a manos de los Nazis, y me parece verla entre las calderas tiznadas de los buques mercantiles de los puertos de Berlín, con sus manos llenas de panfletos del partido comunista llamando al paro. Es una extraña sensaciòn de conocerla en otras latitudes del tiempo, fuera del espacio en que vivimos; con ella se me olvida mi pasiòn de viejevo enamorado, para recordarla surgiendo de una historia desprendida de vivencias imposibles, no sè de què lugar. Es que me atrapa esa muchachita de cachetes mimosos, con su forma de alejarme de todo este mundo de estièrcol pantanoso en que nos llevò el consumismo y la necesidad.
Me llama a vivir un instante entre los sueños mitològicos del “unicornio azul“ de su adorado Sivio, como si ya no lo viera como una postalita repetida traída de mi mocedad lejana.
Esta noche voy vivir el sueño de Isabel entre el plumaje de los sillones de Siddharta en su castillo dorado, creyèndome que vivo algo màs allà del cielo, y me olvidarè de los ochentiseis muertos ( y los que faltan), las quince mil familias sin techo, y los sesenta mil refugiados de un pueblo que sufre la maldita realidad de su pobreza centenaria.
Voy a dejarme llevar por mi mente inquisidora, hurgadora en las entrañas de mi imaginaciòn, para crear un mundo a la manera de Isabel: rosadito, como sus cachetes cuando ríe; con su ternura de algodón y su voz de àngel; y dormirme para siempre en su regazo, donde olvidarè mi dolor y se han de secar mis làgrimas por esos que se fueron y que no volveràn a soñar jamàs.

1 comentario:

Martha Morgado dijo...

Amado Nervo
Expectación

Siento que algo solemne va a llegar a mi vida.
¿Es acaso la muerte? ¿Por ventura el amor?
Palidece mi rostro, mi alma está conmovida,
y sacude mis miembros un sagrado temblor.

Siento que algo sublime va a encarnar en mi barro
en el mísero barro de mi pobre existir.
Una chispa celeste brotará del guijarro,
y la púrpura augusta va el harapo a teñir.

Siento que algo solemne se aproxima, y me hallo
todo trémulo; mi alma de pavor llena está.
Que se cumpla el destino, que Dios dicte su fallo,
para oír la palabra que el abismo dirá.